Cicerón

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La dimensión humana de Cicerón, patente en toda su obra, lejos de limitar su faceta de hombre de estado la enriquece; su figura está considerada como la del más grande orador romano y último gran defensor de los principios de la república. Marco Tulio Cicerón nació en Arpino, a unos cien kilómetros al este de Roma, en el año 106 a.C. Pertenecía a una familia acaudalada, y ello le permitió educarse en Roma, donde recibió una esmerada instrucción propia de los futuros senadores. Un cultivado ambiente permitió su contacto inmediato con la poesía, la retórica y el derecho, y pronto se pusieron de manifiesto sus cualidades intelectuales y una especial predisposición para la filosofía. Así, hasta los treinta años de edad, Cicerón se preparó intelectualmente, e incluyó en su formación una estancia de dos años en Grecia para ampliar sus estudios. A su vuelta a Roma inició su carrera política, desempeñando el cargo de cuestor en la Sicilia occidental en el año 75 a.C. Cuando, en el 66 a.C., se convirtió en pretor urbano, adoptó decididamente la defensa de las instituciones tradicionales y encabezó a los elementos aristocráticos del Senado -que, sin embargo, nunca llegaron a aceptarlo por su origen provinciano- frente a los intentos de reforma del partido "popular".