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Los nuevos reinos. Con la caída del imperio de Tiahuanaco en torno al siglo IX se fragmentó de nuevo el mapa político de los Andes centrales, dividiéndose el territorio en varias entidades políticas independientes. En la costa norte peruana, la ciudad de Chanchán, capital del reino chimú, tuvo un enorme desarrollo urbano, ya que las ruinas de sus construcciones de adobe abarcan una superficie de más de treinta kilómetros cuadrados. En la costa central se formó la confederación de Chancay, y en el sur el reino chincha.
La cerámica de este período perdió su antigua creatividad artística, pero se extendió en cambio el trabajo de los metales -oro, plata, cobre, bronce- y se perfeccionaron las técnicas de tejido. En el altiplano que rodea el lago Titicaca apareció una cultura de la que nos quedan numerosas chullpas, enigmáticas torres funerarias de piedra.
El imperio inca. En tan solo cien años de su historia, el pueblo inca pasó de poseer a principios del siglo XV una exigua cantidad de territorio en los alrededores de Cusco, o Cuzco, su capital, a extenderse por todos los Andes centrales, desde el sur de Colombia al noroeste de la Argentina. Su caída, en 1533, a manos de los españoles supuso el final de la última gran cultura autóctona de América.
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