Apicultura - pág.3

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La actividad del apicultor es al mismo tiempo una ciencia y un arte, como toda cría, ya que es necesario un profundo conocimiento de las costumbres y comportamiento de las abejas para obtener éxito en el mantenimiento de las colmenas y lograr una buena producción, no sólo de miel, sino también de cera, polen y jalea real, valiosos productos elaborados por estos insectos. Son numerosos los factores que hay que tener en cuenta a la hora de instalar una colmena, así como al proceder al cuidado de la misma, mantener una selección apropiada de las reinas y controlar y prevenir las enfermedades que pudieran producirse. Ubicación de las colmenas Las colmenas, lugares donde desarrollan su vida las colonias de abejas, han de ubicarse en regiones que ofrezcan suficientes recursos para ellas: en consecuencia, es necesario que en el medio exista una amplia variedad y número de plantas melíferas. Entre las más comunes destacan el romero, la alfalfa, la menta, el tomillo, la salvia, el trébol rojo, el espliego, la acacia y el brezo. La floración debe ser un proceso continuado desde febrero hasta el otoño, para lo cual se requiere una mínima variedad de especies que florezcan en períodos diferentes, de modo que la cosecha quede asegurada. El radio de acción de una colmena es de varios kilómetros, superficie que es visitada por las abejas pecoreadoras, encargadas de recolectar el néctar y el polen.