Enciclopedia de Historia
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NUEVA ESPAÑA, VIRREINATO DE LA - pág.8
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Algunas manufacturas, muy especialmente las textiles, que trabajaban la lana y el algodón, así como la elaboración de loza, no se vieron perjudicadas por la rígida reglamentación comercial impuesta por la metrópoli y experimentaron un temprano florecimiento. Los tejidos más refinados, junto con la casi totalidad de los productos de lujo, a excepción de la orfebrería, eran importados de Europa, bien a través de Sevilla o, más tarde, de Cádiz, bien mediante el contrabando. Desde 1592, la capital mexicana contó con un activo consulado de comercio.
Por Acapulco se recibían las mercancías procedentes del lejano oriente, y de Veracruz partía la flota que comunicaba periódicamente el virreinato con España. La Casa de Contratación de Sevilla ejercía un control férreo sobre el comercio del virreinato con el exterior y vigilaba muy especialmente los envíos de metales preciosos a la metrópoli. Sin embargo, el contrabando fue tomando cada vez más importancia, y en la segunda mitad del siglo XVIII resultaba casi imposible cerrar las fronteras de la colonia a los productos fabricados en serie por la floreciente industria británica, cada vez más baratos con respecto a los de las anticuadas manufacturas españolas y locales.
Estructura social
Muy pronto se consolidó en la colonia un rígido sistema de estratificación social, compuesto por españoles (peninsulares y criollos), indios y castas integradas por mestizos, mulatos y negros.
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