Agricultura - pág.3

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Después del paleolítico, el hombre utilizaba una mayor variedad de instrumentos y materiales, se relacionaba más estrechamente con sus semejantes y sentaba las bases de cierto dominio del medio. En todos estos cambios, la agricultura se reveló como eje fundamental. El cultivo de la tierra permitió el establecimiento de reservas de alimentos con los que hacer frente a las épocas de escasez, hecho que amortiguó los efectos de las catástrofes naturales. Asimismo hizo posible el incremento de las poblaciones y la concentración de las mismas en los primeros núcleos urbanos. También determinó la creación de riqueza y la acentuación del sentido de la propiedad. A partir del desarrollo agrícola se estableció una jerarquización más profunda de las sociedades, al tiempo que se instauraba una división del trabajo más estricta de la que había existido hasta entonces. La agricultura posibilitó, en fin, el nacimiento de sociedades cuya estructura daría lugar a las primeras civilizaciones. Éstas surgieron en el cercano oriente, en Egipto, en China y en el norte de la India. Más tarde, en el continente americano tuvo lugar un proceso semejante, centrado en la zona mesoamericana y en la región andina.