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Indice General | Enciclopedia de Historia

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Sin embargo, todas estas naciones atravesaban procesos sociales parecidos. El aumento demográfico que había comenzado en el siglo anterior dejaba con las manos vacías a muchos jóvenes nobles segundones, a quienes los derechos de primogenitura privaban de toda posesión, y que por ello se sentían inclinados a practicar una vida aventurera. Por otra parte, la creciente actividad económica impelía a Europa a disputar al Islam el dominio del Mediterráneo. La enorme concentración de poder en manos de la iglesia permitía al papado acometer grandes empresas de expansión religiosa. Todos estos factores colocaron a Europa en condiciones de emprender una serie de costosas guerras santas contra el mundo musulmán, que por aquella época atravesaba un período turbulento. Las tribus turcas, originarias del interior de Asia, se habían lanzado a la conquista del oeste, poniendo en peligro al califato abasí de Bagdad en el siglo Xl. Su empuje las conduciría a un choque -que duró varios siglos- con el occidente cristiano. La profundidad del sentimiento religioso de la cristiandad a lo largo de todo el Medievo difícilmente podría ser exagerada. La devoción popular se traducía en movimientos colectivos de crítica a los eclesiásticos, quienes, por su parte, solían exhortar a los fieles para poner fin a las luchas civiles o internacionales, o para proteger a la comunidad de sus peligros.