Abeto

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Uno de los árboles más representativos de los bosques de coníferas es el abeto, cuya silueta cónica, de intenso color verde oscuro, es característica de las zonas frías y montañosas. El abeto pertenece a la clase de las coníferas y a la familia de las abietáceas. La denominación sistemática del género es Abies y dentro de él se incluyen diversas especies, entre las que destacan: el abeto blanco (Abies alba), muy extendido por Europa central, el abeto de costa norteamericano (Abies grandis), que llega a alcanzar noventa metros de altura, y el pinsapo (Abies pinsapo), especie autóctona del norte de África y del sur de España. Al igual que las restantes coníferas, los abetos tienen sus órganos reproductores agrupados en conos o piñas. Estas formaciones leñosas son similares a las de los pinos, aunque más alargadas y erectas sobre la rama que las sostiene. Las hojas tienen forma de aguja y no son caedizas. Las semillas disponen de una prolongación a modo de ala, que facilita su dispersión por la acción del viento (dispersión anemócora). Estos árboles forman extensos bosques en todo el hemisferio boreal, desde Norteamérica al Himalaya, pasando por la Europa nórdica y central.