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Es el tumor sólido de mejor pronóstico, por su gran sensibilidad a la quimio-radioterapia. El 60-80% de los tumores diseminados y el 90-95% de los localizados se curan con tratamiento. Etiológicamente, la única relación conocida con este cáncer es la criptorquidia (afecta a un 7-12% de los pacientes), y el riesgo no desaparece aunque la criptorquidia haya sido intervenida. Estos tumores se caracterizan por su rápido desarrollo y su capacidad metastásica (30-50% son metastásicos en el momento del diagnóstico). La diseminación es típicamente linfática, por lo que el drenaje linfático testicular depende de los ganglios preaórticos, precava e intraortocava, que se ven afectados. Excepcionalmente, se produce afectación inguinal y, cuando sucede, tiene relación con manipulaciones quirúrgicas del escroto. La diseminación metastásica es típicamente pulmonar, aunque el hígado y el sistema nervioso central también pueden verse afectados. Desde el punto de vista del diagnóstico clínico, el crecimiento de una masa testicular indolora y no transparente a la transiluminación nos debe sugerir siempre un cáncer de testículo, que se confirmará mediante una ecografía testicular (con fiabilidad del 90-95%). Desde el punto de vista histológico, los carcinomas de células germinales se diferencian en dos tipos: seminomas y no seminomas. Los no seminomas incluyen el carcinoma embrionario, el coriocarcinoma, el teratocarcinoma y el tumor del seno endodérmico. Todos los carcinomas de células germinales, sean seminomas o no seminomas, se tratan de manera unitaria. Dichos carcinomas atraviesan tres estadios: a) Estadio I: el tumor se localiza en el testículo y no existen evidencias de afectación metastásica; b) Estadio II: considera aquellos tumores que afectan a los ganglios retroperitoneales; c) Estadio III: incluye a aquellos pacientes con afectación ganglionar supradiafragmática o metástasis a distancia.
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