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b) El sexo: el mejor pronóstico en las mujeres parece ser debido a una mayor incidencia del tipo histológico EN, así como una mayor prevalencia de estadios I y II. La histopatología: la CH, la DL y forma sincitial de la EN se asocian a un pronóstico desfavorable, mientras que la forma clásica de EN y el PL tienen un pronóstico favorable. c) La masa tumoral: masa mediastínica abultada, afectación masiva esplénica (más de cinco nódulos). d) El incremento de la velocidad de sedimentación globular (VSG). e) La respuesta al tratamiento: los pacientes que alcanzan una primera, segunda y hasta tercera repuesta completa viven significativamente más tiempo que aquellos que alcanzan una respuesta menos óptima o no responden. La duración de la respuesta también es importante siendo el pronóstico mucho más favorable cuando esta es mayor a un año. En cuanto al tratamiento, la EH es quizá la enfermedad neoplásica con mayor índice de curaciones (más del 70% de los pacientes adultos y del 80% de los niños afectos siguen vivos a los diez años del diagnóstico). El tratamiento varía según los estadios de la enfermedad, los factores pronósticos y los casos de recidiva. En los estadios I y IIA, el tratamiento de elección es la radioterapia tipo manto. También se están utilizando esquemas de quimioterapia con poca toxicidad NOVP (mitroxantone, vincristina, vimblastina y prednisona), PAVE (procarbacina, alkeran y vimblastina) y VBM (vimblastina, bleomicina y metotrexate), con los que se obtiene una supervivencia mayor al 90%, incluidos los pacientes con factores pronósticos adversos. En los estadios avanzados de la EH (IIB, III y IV) los pacientes deben ser tratados con regímenes de quimioterapia que contengan adriamicina entre sus fármacos, como el ABVD, con regímenes alternos (MOPP/ABVD, CAD/MOPP, CAD/ABVD) o híbridos (MOPP/ABV, MA/MA), con los que se consiguen un 80-90% de respuestas completas, una supervivencia libre de enfermedad del 60-70% y una supervivencia global del 70-80% a los diez años.
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