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Corresponde, fundamentalmente, a hipertensiones malignas sin síntomas neurológicos o cardiológicos, hallazgos de la presión arterial diastólica superiores a 130 mmHg, en un paciente asintomático, con una presión arterial diastólica superior a 120 mmHg; en un paciente con síntomas inespecíficos y sin afectación de los órganos diana, rebote hipertensivo por supresión de fármacos hipotensores; la hipertensión en pacientes quemados graves o en el pre o postoperatorio de cirugías diversas. Difiere la urgencia de la emergencia hipertensiva en que en esta hay un daño importante en los órganos diana, con riesgo de lesión irreversible y un mal pronóstico vital, si no es tratada enérgica e inmediatamente. Pueden considerarse emergencias hipertensivas las siguientes: encefalopatía hipertensiva, ictus hemorrágico o isquémico, insuficiencia cardiaca congestiva, cardiopatía isquémica sintomática, la eclampsia, aneurisma disecante de aorta, hemorragia importante, traumatismo craneoencefálico, en el postoperatorio de cirugía con suturas vasculares, elevación de catecolaminas, retinopatía y retinopatía hipertensiva grave.
hipertensión arterial pulmonar
pulmonary arterial hypertension
Fisiología
Aumento de la presión arterial pulmonar por encima de 30 mmHg para la presión sistólica y 20 mmHg para la presión arterial pulmonar media. La hipertensión arterial pulmonar es una enfermedad secundaria a procesos que aumentan la resistencia al drenaje venoso pulmonar (enfermedades de la válvula mitral, insuficiencia ventricular izquierda, anomalías venosas pulmonares, etc.), o a procesos que aumentan la resistencia al flujo, a través del lecho vascular pulmonar (enfermedad pulmonar obstructiva crónica, fibrosis pulmonar, embolia pulmonar, tromboembolismo venoso sistémico repetitivo y asintomático, síndromes de obesidad e hipoventilación, etc.). Con frecuencia no se identifica con una causa discernible, en cuyo caso recibe el nombre de hipertensión arterial pulmonar esencial, primaria o de etiología desconocida.
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