|
Las superficiales destacan por la formación de flictenas o ampollas. Son lesiones exudativas, hiperémicas, pero se conservan los folículos pilosebáceos. Si se tratan correctamente, la curación se produce a los ocho o diez días, por reepitelización, a partir de los remanentes epidérmicos presentes en los anejos cutáneos. Un tratamiento incorrecto puede hacer que la quemadura pase de ser superficial a profunda. Las profundas son dolorosas y los folículos pilosebáceos son resistentes a la tracción. Las quemaduras de segundo grado profundo afectan a estratos más profundos de la dermis; no forman ampollas (o bien se forman y rompen, llegando a la consulta sin ellas); son exudativas y con un aspecto rojizo marcado y son dolorosas. A diferencia de las superficiales, las profundas, a la tracción de los pelos estos se desprenden fácilmente, traduciendo una afectación de profundidad hasta el nivel de los folículos pilosebáceos. Cuando se tratan correctamente, la curación se produce a los diez o quince días. Toda quemadura de segundo grado profunda, que no epiteliza en un periodo máximo de veinte días, es subsidiaria de tratamiento quirúrgico.
quemadura de tercer grado
third degree burn
Cirugía plástica
La lesión afecta a la epidermis, y todo el espesor de la dermis, pudiendo alcanzar el tejido subcutáneo. El signo clínico clásico es la escara, aunque, según el mecanismo de acción y el tiempo transcurrido desde el accidente, el aspecto de las mismas puede ser blanco o carbonáceo. Son indoloras, por la completa destrucción de las terminaciones nerviosas. Son subsidiarias de un tratamiento quirúrgico precoz, y la curación no se da espontáneamente, sino que precisa del aporte de tejidos mediante técnicas de cirugía plástica.
|