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Son condiciones relativas las siguientes: la edad del paciente (óptima entre 18 meses y 55 años), la función renal (niveles de creatinina y urea), que no padezca otras enfermedades intercurrentes (infección, hipertensión arterial o diabetes). El donante vivo debe, necesariamente, tener una relación de parentesco con el receptor y ser altruista. El único riesgo del donante vivo es el que se deriva de la cirugía, ya que recupera el 80% de la función renal y el riesgo de padecer hipertensión es mínimo. La extracción de los riñones para el trasplante debe efectuarse extirpando, con los riñones, la grasa perirrenal del polo inferior y el uréter completo y el pedículo renal con parches de vena cava y aorta. Los riñones son después perfundidos con una solución conservante (Eurocolins, Belzer) y se mantienen a 4º C, lo que permite su conservación durante 24-30 horas. Para el receptor son codiciones genéricas obligadas, para ser incluido en lista de trasplante, ser paciente en diálisis, no haber padecido ni padecer patología tumoral, no estar infectado por virus HIV y, en el momento del trasplante, no tener una infección aguda de cualquier naturaleza. En la elección del receptor son condiciones imprescindibles, en cada caso, que donante y receptor tengan identidad de grupo sanguíneo ABO y cross-match negativo (ausencia de anticuerpos citotóxicos preformados). Otras condiciones que se valoran, aunque no son imprescindibles, son la histocompatibilidad HLA, la edad del donante y del receptor, los pacientes hiperinmunizados. La técnica quirúrgica se realiza colocando el riñón en fosa ilíaca derecha (ocasionalmente en fosa ilíaca izquierda y en fosa renal).
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