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Cuando el traumatismo lesiona la cápsula renal, se produce un hematoma perirrenal traumático. En general, suele ser limitado al espacio perirrenal y, excepcionalmente, es tan importante que requiere un tratamiento quirúrgico inmediato. El traumatismo renal se acompaña, en el 90% de los casos, de hematuria, y esta no tiene que ver con la intensidad del traumatismo. Las contusiones renales leves pueden tener una intensa hematuria y grandes hematomas perirrenales o una hematuria escasa. El diagnóstico se realiza mediante TAC abdominal. La contusión renal no requiere de un tratamiento, y cuando existe un hematoma perirrenal, la actitud general es expectante. El 80% de los hematomas perirrenales se resuelven sin cirugía; cuando esta es necesaria, debe realizarse de forma diferida (de tres a siete días después del traumatismo) con el objeto de que el hematoma se encuentre estabilizado y la cirugía conservadora sea posible. Excepcionalmente, en pacientes con hematoma pulsátil, a causa de un shock importante o lesiones vasculares graves, se realiza una cirugía de urgencia.
traumatismo uretrales
urethral trauma
Urología
De acuerdo con la etiología el tratamiento, las consecuencias se dividen en dos grandes grupos: rotura de la uretra posterior y rotura de la uretra anterior. La rotura de uretra posterior se debe, exclusivamente, a fracturas de la pelvis ósea (el 7-15% de las fracturas pélvicas producen lesiones uretrales). La lesión uretral puede ser completa o parcial. Se diagnostica por la uretrorragia (emisión de sangre por la uretra en un paciente con fractura ósea). Se acompaña a veces de un hematoma en el periné.
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