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También se han descrito recientemente otras proteínas celulares que pueden actuar como correceptores. El virus, en el interior de la célula, puede pasar a un estado de latencia que puede durar mucho tiempo. Cuando se activa en las células T CD4 es capaz de destruir la célula. Además, la diseminación del HIV entre las células aumenta por su capacidad de formar células gigantes multinucleadas o sincitios, lo que favorece la actividad citolítica del virus. Las alteraciones de la función celular de las células T CD4, infectadas por el HIV, y su disminución lenta y progresiva, originan una inmunodepresión grave. El HIV por su capacidad de infectar linfocitos y macrófagos (que pueden actuar como reservorio del virus y facilitar su transporte por el organismo), de incapacitar al sistema inmune, de causar infecciones latentes, de variar antigénicamente las glucoproteínas de su envoltura y por la enorme glucosidación de las mismas, puede escapar fácilmente del control del sistema inmune. Además, el HIV puede tener un efecto citopático directo sobre las células de la microglía y las neuronas, lo que puede originar trastornos neuronales. La transmisión de la infección del HIV es por inoculación de sangre contaminada, por vía sexual y perinatal. Actualmente se están estudiando otras sustancias inhibidoras de la replicación del HIV, como los inhibidores de las proteasas virales, la azidotimidina, un derivado de la timidina bloquea la acción de la transcriptasa inversa viral. Ver retrovirus.
virus de la rabia
rabies virus
Microbiología
Ver rhabdoviridae.
virus del SIDA
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