Enciclopedia de Arquitectura y urbanismo
|
Acrópolis
Indice General
|
Enciclopedia de Arquitectura y urbanismo
Página 1 de 6
|
El visitante que contemple hoy la acrópolis de Atenas, la más famosa de cuantas perduran en los distintos lugares donde moraron y dejaron sus huellas los griegos de la antigüedad, tal vez piense que el estado en que se encuentra ha sido obra del tiempo, de la acción de los elementos y del abandono. Cometería un error. Tan excepcional creación artística se ha visto deteriorada principalmente como consecuencia del paso del segundo de los jinetes apocalípticos: la guerra.
Acrópolis es una voz griega compuesta por dos vocablos: akros, altura o extremidad, y polis, ciudad. En términos generales, en la antigua Grecia se designaba con este nombre a todo recinto fortificado que se construía en posición dominante sobre una ciudad con funciones eminentemente defensivas y religiosas.
El origen de las acrópolis ha de rastrearse en la precaución adoptada por los pueblos primitivos que, para abrigarse frente a cualquier posible ataque, elegían enclaves elevados y de difícil acceso, tales como colinas o riscos, para la construcción de sus asentamientos. Esta posición se reforzaba defensivamente rodeándola de poderosas murallas. Al aumentar las dimensiones del núcleo de población y rebasarse el primitivo solar de los centros habitados, se agregaron otras construcciones en los flancos y la falda de la colina. Si la población antigua se denominaba akropolis, la zona baja, de construcción posterior, se conocía con el nombre de ypopolis. La acrópolis era, pues, ciudadela, fortaleza o castillo. Poseía también, sin embargo, un carácter religioso, pues en ella se disponían los templos, donde se conservaban los tesoros religiosos y artísticos, y se rendía culto a las deidades protectoras de la urbe. Además, servía de asilo a magistrados y sacerdotes en época de invasiones. Con el crecimiento de las ciudades esta función religiosa adquirió preponderancia.
|
< Anterior
|
Siguiente >
<<<
1
2
3
4
5
6
>>>
|
|
|
|