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La aparición y extensión del cristianismo durante el Imperio Romano cambiaron el rumbo de la historia y, al mismo tiempo, provocaron el nacimiento de una nueva estética. A partir del siglo IV, los cristianos dejaron de ser perseguidos y su arte pasó de la clandestinidad a la luz pública. Construyeron entonces edificios como las basílicas, y más tarde las catedrales, destinados a sus cultos colectivos.
Basílica
La basílica, tanto en la Iglesia Católica como en las ortodoxas, es un título honorífico otorgado a aquellos templos que sobresalen por su antigüedad o que tienen un papel principal como centros de culto, al estar asociados a un santo, un hecho histórico o un patriarca. Estos templos pueden clasificarse en mayores o menores según su categoría, y la iglesia posee sobre ellos ciertos privilegios, como, por ejemplo, el derecho a reservar el altar mayor para el papa, un cardenal o un patriarca.
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