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Escultura de los siglos XIX y XX
Los excesos del barroco hicieron derivar al arte, poco a poco, hacia un estilo neoclásico, que quiso volver a imitar los temas y la estética de la antigüedad. Aunque la escultura de este momento presentó una absoluta uniformidad en todos los países, destacaron, sobre todo, el italiano Antonio Canova y el danés Bertel Thorvaldsen.
La reacción contra el estilo neoclásico dio lugar a una tendencia romántica, detallista y delicada, en la que sobresalió el francés Jean-Baptiste Carpeaux. Más tarde se abandonó esta escultura amable y se cultivó tanto la temática social, con el belga Constantin Meunier, como el aspecto interno de los personajes, con el francés Auguste Rodin, en una corriente con tendencias al realismo.
En el siglo xx, la escultura, que aún mantenía ciertas herencias del siglo anterior, comenzó un lento despegue con el francés Aristide Maillol, que intentó recuperar la forma clásica, perdida con el estilo de Rodin.
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