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En época barroca volvieron a ser célebres los trabajos esmaltados de Limoges, ahora al estilo de las grisallas, esto es, pintados con las figuras en blanco sobre un fondo negro azulado. En el siglo XVIII, el esmalte comenzó a aplicarse a la joyería, campo en el que sobresalió, ya en los umbrales del siglo XX, el joyero ruso Carl Fabergé.
Técnica
La pasta de esmalte, o fundente, está formada por cuarzo o arena, carbonato de potasio y óxido rojo de plomo. Estos componentes se funden y, una vez enfriados, aparece el esmalte en bruto, que luego será pulverizado.
El proceso del esmaltado se inicia al extender polvo de esmalte, mezclado con agua y goma, sobre la superficie del objeto que se quiere decorar. Dicha pasta se deja secar y luego, en el horno, el calor funde el esmalte, que se une con la superficie metálica para formar una capa dura y vítrea.
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