Miguel Ángel - pág.3

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En 1501, Miguel Ángel recibió el encargo de realizar las quince figuras de la capilla Piccolomini en la catedral de Siena y el "David" de mármol que, terminado en 1504 y conservado en la Academia de Bellas Artes de Florencia, llegaría a convertirse en encarnación del espíritu y la fuerza de la ciudad. En el mismo año, el artista comenzó a pintar el fresco de la "Batalla de Cascina" para la sala del consejo del Palazzo Vecchio florentino. Esta gran pintura, que posteriormente fue destruida, suscitó cierta rivalidad entre Miguel Ángel y Leonardo da Vinci, que estaba pintando "La batalla de Anghiari" en la pared opuesta. El papa Julio II llamó al ya célebre genio toscano a Roma en 1505, para encargarle un gran mausoleo con más de cuarenta figuras de tamaño natural. La tumba, que no llegó a concluirse, ocasionó profundas preocupaciones a Miguel Ángel durante los años en los que trabajó en ella. La reducción del proyecto inicial, para el que se contaba con algunas de las figuras de mayor dramatismo de las realizadas por Miguel Ángel, como el célebre "Moisés" de mármol, supuso una gran decepción para el artista, que había concebido el sepulcro como su más grandiosa creación. La modificación de este conjunto sería, no obstante, la causa indirecta de la realización de la que probablemente puede considerarse máxima expresión del arte pictórico del Renacimiento: los frescos de la capilla Sixtina. Recuperado el poder por los Medici en Florencia, los papas León X y Clemente VII, miembros de la familia gobernante, encargaron también a Miguel Ángel varios proyectos para realizarse en Florencia, donde el artista residió ocasionalmente entre 1514 y 1534. Después de esta fecha, vivió en Roma hasta su muerte.