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Del Renacimiento al siglo XX. Durante el Renacimiento fue Italia la que marcó el gusto mobiliario, como en todas las artes. La construcción de diversos palacios y casas señoriales, que hubo que amueblar con enseres suntuosos y de gran tamaño, provocó la proliferación de arcones, baúles y sillones. Los motivos decorativos -cariátides, columnas, volutas y frontones- correspondían a las formas artísticas del momento y pronto tuvieron éxito en toda Europa.
El siglo XVII se caracterizó por la difusión del estilo barroco, con sus formas fastuosas y sobrecargadas, su riqueza decorativa y su escasa comodidad. Entre otros muebles, apareció la consola, mesa apoyada en la pared que soporta relojes, candelabros y grandes espejos. En Italia, fueron famosas las decoraciones en marquetería de los Foggini y, en Francia, la familia Boulle fue la creadora del estilo Luis XIV, difundido a través de Versalles, en el que se empleaban como materiales ornamentales el nácar, el carey y el bronce.
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