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La proclamación, en 1949, de la república popular supuso la introducción de nuevos elementos realistas en el arte chino, sin que éste renunciara, sin embargo, a su rica tradición.
Arquitectura. Los principales monumentos de los que se han conservado restos son las grandes tumbas reales, como la de Shi Huangdi, del siglo III a. C., con forma de montaña y precedida por varias estancias subterráneas, en las que se han encontrado más de mil figuras de soldados en terracota. También de esta misma época, aunque reconstruida por la dinastía Ming, data la Gran Muralla, con un recorrido de más de 2.400 km.
Los edificios más representativos de la arquitectura china son la pagoda, torre poligonal con cubierta cóncava que forma parte de un templo; el palacio, cuyos mejores exponentes se encuentran en la ciudad prohibida de Pekín; y el pai-lu, o puerta de triunfo, compuesta por varios vanos adintelados. Como casi todo el arte oriental, el principal material constructivo es la madera.
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