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El tachismo (tache, mancha), denominado también informalismo, fue la expresión europea de la pintura de acción estadounidense. Sus representantes más destacados fueron Wolfgang Wols, Georges Mathieu y Antonio Saura.
A través de la estadounidense Helen Frankenthaler, la pintura de acción experimentó una fase lírica de transición que, sin olvidar las formas caligráficas subjetivas de la pintura de la posguerra, introdujo una concentración de los valores plásticos en la tonalidad cromática. Se llegó así a la nueva abstracción (post-painterly abstraction), con creadores como Morris Louis, Barnett Newman, etc. Mientras tanto, en Europa, pintores de la talla de Alberto Boon y Antoni Tàpies introducían en el arte abstracto nuevas visiones, que pasaban fundamentalmente por el tratamiento de la materia y la recuperación de la función social del creador. En escultura, cabe citar a Eduardo Chillida y Henry Moore, cuyas formas orgánicas apelaron a la realidad desde planteamientos abstractos.
Dentro de esta misma tendencia hay que destacar al pintor peruano Fernando de Szyzlo, así como a los escultores Edgar Negret, colombiano; Marina Núñez del Prado, boliviana, y Alicia Peñalba, argentina.
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