Capilla Sixtina - pág.4

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Los dos ciclos del Antiguo y Nuevo Testamento, representados por estos pintores en la capilla, están presididos por la idea del paralelismo entre Moisés y Cristo, ilustrado en episodios alternos de sus vidas. En los relativos a Moisés, éste aparece como legislador, caudillo y sacerdote, características que son transmitidas después por Cristo a Pedro, como primer pontífice de la iglesia. Toda la decoración pictórica intentó, pues, expresar la idea de la suprema autoridad del papa, en un momento en que sus poderes eran seriamente cuestionados por soberanos y obispos. En esta misma línea insistía también la serie de retratos de los primeros pontífices, situada en la franja superior en el espacio libre entre ventanas. Miguel Ángel Cuando se consagró la capilla en 1483, el techo estaba decorado con un sencillo cielo estrellado y así permaneció hasta que, en 1508, el papa Julio II decidió renovar su ornamentación y encargó el trabajo a Miguel Ángel, según un programa basado en imágenes y escenas de los doce apóstoles. Miguel Ángel, aunque contrariado porque se consideraba más un escultor que un pintor, aceptó el encargo. Sin embargo, el programa iconográfico no le agradó y centró su decoración en el origen del mundo, el pecado original y la idea neoplatónica de la complementación entre paganismo y cristianismo. Sus frescos, tras un trabajo arduo y continuo de varios años, quedaron acabados en 1512. En ellos realizó una fusión de las tres artes mayores, con un estilo pictórico basado en efectos volumétricos y en el empleo de colores complementarios.