Clasicismo - pág.4

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Las ideas clásicas nunca llegaron a desaparecer en la Europa medieval, gracias tanto a las órdenes monásticas como a bizantinos y musulmanes, que supieron recopilar y difundir las grandes obras de la antigüedad. Esta tradición se rescató en el Renacimiento a través del humanismo. Renacimiento El movimiento renacentista, que se inició en el siglo XV en Italia, recuperó los ideales clásicos y los combinó con la tradición cristiana. El hombre volvió a ser el centro del mundo, frente a la visión teocéntrica ofrecida por el mundo medieval. Se desarrolló el individualismo y el espíritu crítico, y se produjeron múltiples iniciativas y experimentaciones que dieron gran impulso al panorama cultural. En arte se estudiaron los modelos clásicos, gracias en buena parte a la recuperación del tratado de Vitrubio, con espíritu científico, y se buscó una belleza perfecta basada en la armonía, la razón y la perspectiva, ideas que hallaron su primer gran exponente en Leonardo da Vinci. Florencia en el XV, con los arquitectos Filippo Brunelleschi y Leone Battista Alberti y el escultor Donatello, y Roma en el XVI con el polifacético Miguel Ángel, el arquitecto Donato Bramante y el pintor Rafael fueron los principales focos clasicistas. El alto clasicismo del XVI tuvo sus representantes más rigurosos en Bramante, que realizó el templete de San Pietro in Montorio, en Roma, con planta centralizada y gran cúpula en un estilo sobrio y austero, y en Rafael, que pintó composiciones equilibradas y armónicas con personajes de gran delicadeza y belleza ("Retrato de Baltasar Castiglione"). En Venecia, Andrea Palladio realizó diversas villas campestres y desarrolló el "motivo palladiano" o vano semicircular entre dos vanos adintelados.