Papiro

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Hacia el tercer milenio antes de la era cristiana, los egipcios utilizaron ya los tallos del papiro, una planta herbácea que crece a orillas del Nilo, para preparar un material laminar semejante al papel gracias al cual han llegado hasta nuestros días algunas de las obras más antiguas de la humanidad, entre ellas el célebre Libro de los muertos, que han permitido un conocimiento más profundo de la milenaria civilización de las pirámides. El papiro (Cyperus papyrus) es una planta herbácea y vivaz (su ciclo vivaz se prolonga por un tiempo superior a los dos años) de la familia de las ciperáceas. Alcanza hasta cuatro metros de altura y el tallo es cilíndrico y con forma de caña y en el extremo superior del mismo se disponen, a modo de penachos, las hojas, estrechas y alargadas. Los egipcios cortaban el tallo en tiras longitudinales, de las cuales las del centro eran las más anchas y valiosas. Éstas se disponían unas al lado de otras y sobre ellas, transversalmente, se colocaba otra serie. Ambas capas, cruzadas, se pegaban con una pasta hecha de almidón y así se preparaban las láminas o papiros sobre las que se escribía en el antiguo Egipto.