Cinematografía - pág.14

Indice General | Enciclopedia de Cine y Fotografía

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Luchino Visconti, con Ossessione (1942; Obsesión), inauguraba esta corriente, consolidada por Roberto Rossellini mediante Roma città aperta (1945), que versaba sobre los últimos días de la ocupación nazi de Roma. Otros directores que siguieron este camino fueron Vittorio De Sica, autor de Ladri di biciclette (1948; Ladrón de bicicletas); Giuseppe de Santis, con Riso amaro (1948; Arroz amargo); y Alberto Lattuada. Las siguientes generaciones de cineastas italianos se basaron en esta tradición, pero de forma muy personalizada: decadentismo y poso cultural en Visconti, obsesiones personales y espectáculo en Federico Fellini, incomunicación en Michelangelo Antonioni, crítica política en Francesco Rosi, inconformismo en Marco Bellocchio, intelectualismo en Pier Paolo Pasolini. Los realizadores italianos, de cualquier forma, mantuvieron su lugar privilegiado dentro del panorama mundial. Muestra de ello fueron Last Tango in Paris (1972; El último tango en París) y The Last Emperor (1987; El último emperador) de Bernardo Bertolucci -quien a menudo trabajó fuera de su país-, Storia di Piera (1983) de Marco Ferreri y Padre Padrone (1977) y Good Morning, Babylonia (1987), de los hermanos Paolo y Vittorio Taviani.