Biblioteca y Biblioteconomía - pág.4
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Enciclopedia de Comunicación
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Medievo. En Constantinopla, ya desde su fundación, se abrieron bibliotecas, nutridas por los emperadores Juliano y, ya en el imperio bizantino, Justiniano; así se preservaron el saber y las artes del mundo antiguo, junto con las primeras obras de inspiración cristiana. En los países islámicos hubo importantes bibliotecas desde el siglo Vlll, entre las que destacaron las de Bagdad, El Cairo y Basora. En la España musulmana fueron famosas las de Córdoba, Granada y Toledo, contemporánea esta última de una famosa escuela de traductores.
Mientras tanto, en occidente, las órdenes monásticas formaron desde el momento de su creación bibliotecas, pues éstas resultaban indispensables para la vida espiritual de los monjes. Constituidos fundamentalmente por códices, sus fondos consistían ante todo en las Escrituras y las obras de los padres de la iglesia, pero los religiosos también producían nuevas copias de las obras y redactaban sus propias crónicas históricas y obras literarias. A partir del siglo Xll, las universidades crearon nuevas bibliotecas.
Renacimiento y Reforma. Los intelectuales italianos del Renacimiento, siguiendo el ejemplo de Petrarca, formaron enormes colecciones de libros; muchos magnates de la época los imitaron, pero además los propios estados renacentistas asumieron la creación de grandes bibliotecas.
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