Enciclopedia de Comunicación
|
Códices - pág.3
Indice General
|
Enciclopedia de Comunicación
Página 3 de 7
|
A partir del siglo Xl, la continuidad de los cuadernos se marcó escribiendo, al final de la última página, la primera palabra del cuadernillo siguiente. En el siglo Xlll, casi todos los códices estaban así señalados, y en el XVI la costumbre se generalizó.
En la época del Imperio Romano, la industria del libro alcanzó grandes dimensiones. Los editores repartían el papiro entre los librarii y copistas, quienes escribían al dictado. Las copias eran enviadas a los correctores, que revisaban los textos. Los manuscritos corregidos llegaban a los glutinatores, que realizaban la encuadernación. El comercio de rollos o códices, que se llevaba a cabo en las denominadas tabernae librariae, era muy intenso.
La cultura cristiana confeccionó sus propios libros, y los monasterios acogieron muy pronto en su estructura a distintos frailes encargados de preparar las tintas y los pergaminos, mientras que otros, denominados scriptores, copiaban los textos en la sala conocida como scriptonum.
A partir del siglo Xll, cuando surgieron las universidades y el pensamiento occidental experimentó una completa renovación, la demanda de códices se multiplicó extraordinariamente y se desarrolló una nueva industria del libro que no tenía mucho que envidiar a la época romana.
|
< Anterior
|
Siguiente >
<<<
1
2
3
4
5
6
7
>>>
|
|
|
|