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Se estima que el hombre, en la lenta evolución del habla, alcanzó, hace aproximadamente cien mil años, un nivel esencialmente similar al actual, y que sólo hace unos seis mil años que apareció la escritura. La comunicación digitálica, propia del habla según se ha apuntado, justifica, en su convencionalidad básica, los miles de lenguas humanas conocidas.
La escritura no fue una invención repentina, sino que, por el contrario, requirió un largo y lentísimo proceso de simplificación. A la primera fase, expresada por el dibujo como "mensaje", se la llama "pictográfica" (representaciones de guerra en la cultura olmeca de Mesoamérica, por ejemplo). La siguiente fase fue la ideográfica, que exige un proceso interpretativo y una inteligencia considerablemente evolucionada -el sol no representa sólo al astro, sino también a toda fuente de calor-. De la escritura ideográfica, no ligada al sonido ni a la palabra, se pasó gradualmente a la escritura fonética, mediante la transformación de los ideogramas en signos fonéticos. La primera lengua de la que se conservan documentos escritos es la sumeria, y a ella siguieron otras como la egipcia, cuyos jeroglíficos se remontan a principios del tercer milenio antes de la era cristiana.
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