Televisión - pág.7

Indice General | Enciclopedia de Comunicación

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Los modernos sistemas televisivos deben diseccionar la imagen en un número de elementos básicos de información, variable en cada momento entre cien y más de cien mil por segundo. Ello implica que los impulsos eléctricos correspondientes han de atravesar el canal a razón de varios millones por segundo en los máximos, lo que conlleva la utilización de bandas continuas de transmisión de varios millones de ciclos, unidades de frecuencia de la onda emitida. A la elevada magnitud cuantitativa de las transmisiones de televisión, cuyas bandas de emisión son 600 veces superiores a las de radio, se añade la cuestión de la calidad de imagen resultante. Independientemente de otros factores, la pretensión de que el detalle de la imagen comprenda el grado de visión del ojo humano obliga a incrementar la anchura de la banda de emisión de modo proporcional a la definición de la señal, lo que incide en los gastos de instalación y mantenimiento. El conflicto entre la calidad y la cantidad ha de resolverse entonces en el límite en que la precisión de la reproducción de imágenes satisface como mínimo las condiciones normales de visibilidad.