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La manera más eficaz de dar en el blanco del oponente es una rápida extensión del brazo, cuerpo y piernas, golpe que se conoce como estocada. El blanco en el florete queda delimitado al tronco del contrincante, que se divide con líneas imaginarias, tomando como punto de referencia la posición en que el deportista coloca la mano al ponerse en guardia. Así se diferencian líneas altas y bajas, y externas e internas que, en total, son ocho: prima, segunda, tercera, cuarta, etc. Las posiciones de guardia se designan según la línea que protege la espada y las más habituales son la cuarta y la sexta, la séptima y la octava. Cuando un arma amenaza alguna parte del blanco, el movimiento que se imprime para desviarla se conoce como parada. La parada se denomina también en función de la línea que cubre, distinguiéndose la parada cuarta, la sexta, etc. El objetivo de la esgrima es tocar el blanco del adversario, para lo cual se recurre a dos tipos básicos de ataque: el sencillo y el compuesto, según presente uno o varios movimientos.
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