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Los ayudantes del matador hacen correr al toro, incitándolo con sus capotes, a fin de apreciar su velocidad y las características de su embestida, y a continuación el matador lo torea de capa (capote) empleando suertes -lances tradicionalmente establecidos- cual las verónicas, los faroles, las largas, etc., así como otras variantes recordadas por el nombre de su creador -manoletinas, chicuelinas, etc.-. Terminada dicha etapa entran en el ruedo los picadores, jinetes sobre caballos protegidos con petos que, mediante el empleo de picas, castigan al toro con varios puyazos, por lo general tres, destinados a disminuir su fortaleza. Este es el primer tercio de la lidia o "tercio de varas".
Inmediatamente después viene el "tercio de banderillas", palos finalizados en púas metálicas que se clavan por pares en el cerviguillo del toro con propósito similar al de las varas.
El último tercio, llamado por lo general "de muerte", está a cargo casi exclusivamente del matador, que se enfrenta al toro provisto sólo de la muleta y del estoque o espada. Con la muleta, un rectángulo de franela rojo envuelto de forma determinada alrededor de un falso estoque de madera, el torero da al animal una serie de pases -de pecho, naturales, derechazos, ayudados, etc.
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