Tauromaquia - pág.5

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- en los que hace gala de su dominio técnico y sentido artístico y que sirven además de preparación para la suerte de matar, ejecutada con la espada. Antes de llevarla a cabo resulta preciso cuadrar al toro, es decir, lograr que éste se sitúe con las dos patas delanteras juntas y la cabeza inclinada hacia abajo, pues de esa manera queda al descubierto el "hoyo de las agujas", donde el diestro debe intentar introducir su estoque para infligir a la res una muerte rápida. Si bien existen diferentes formas de entrar a matar, las más comunes son al volapié -cuando el espada se lanza sobre el toro-, al encuentro -ambos se mueven simultáneamente- y recibiendo -en que el matador provoca y espera la acometida del toro-. Si el torero no consigue dar muerte al toro tras una o varias estocadas emplea el descabello, un estoque con una cruceta en la punta; cuando el animal cae al suelo sin estar muerto, un subalterno lo remata con un instrumento denominado puntilla o verduguillo. En los casos en los que la labor del torero es sobresaliente suele premiarse, por decisión del presidente de la corrida y a petición del público, con una o las dos orejas del toro, a las que puede añadirse el rabo como máximo galardón.