Aristóteles - pág.7

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Así, Averroes se basaría en este aserto para afirmar que el intelecto agente es uno y solo, por lo que no existe la inmortalidad individual, en tanto que la teología cristiana, sobre la base de que "el alma no es forma del cuerpo", empleó el argumento como demostración de la resurrección de los cuerpos. Sea como fuere, lo cierto es que Aristóteles consideró que este intelecto agente es el único que permite al hombre participar de la naturaleza divina, y que, en consecuencia, la más alta actividad humana no es sino el ejercicio de la contemplación, el recurso, en suma, al pensamiento. No debe pensarse por ello, sin embargo, que el Estagirita preconice el individualismo. La ética y la política son para él disciplinas inseparables, y la felicidad individual sólo podrá conseguirse mediante la práctica de la vida virtuosa, cuyo fin último es la consecución del bien de la comunidad, del estado. Es evidente, desde luego, que Aristóteles no consiguió superar plenamente, como había pretendido, la separación entre lo trascendente y lo sensible. De cualquier forma, él fue el primero que intentó ofrecer una concepción general de la realidad, sin descartar a priori ninguno de sus aspectos. Tanto por esta visión genial como por la metodología que para ella forjó, cabe considerarlo como modelo de toda la filosofía posterior.