Confucianismo - pág.3

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El Mencio (Mengzi o Meng-tzu), con las enseñanzas de este pensador, se incorporó posteriormente al canon, al igual que otros textos menores que llegaron a conformar un total de trece clásicos. Ideal humanista y político. Predicó Confucio el cultivo de las virtudes y el deber de aspirar a la perfección. A quien conseguía la virtud perfecta lo llamaba "hombre perfecto" o "caballero". Esta calidad humana superior consistía en la sinceridad, la moderación, la justicia, la fidelidad a la naturaleza, la lealtad. Consistía, en suma, en el zen, que se alcanzaba mediante un permanente autocontrol y disciplina morales, y no en virtud del nacimiento, como pretendía la nobleza aristocrática y feudal. La sociedad ideal sería aquella en la que se cumpliesen estas relaciones: honradez entre los gobernantes y súbditos; amor entre padres e hijos; separación de funciones entre marido y mujer; comprensión entre ancianos y jóvenes; y fidelidad entre amigos. En lo referente al gobierno, Confucio insistía en que el gobernante había de encaminar su esfuerzo a que el pueblo viviera en paz y prosperidad. Si no cumplía este encargo, tenía que ser sustituido mediante el empleo, si fuera preciso, de la fuerza. El buen gobernante debía ser un modelo de moralidad, fomentar la educación, conseguir una sociedad justa y encomendar los cargos de responsabilidad a las personas más capaces, sin tener en cuenta su procedencia social.