Confucianismo - pág.4

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Esta norma influyó posteriormente en la implantación del sistema de pruebas para todos los que desempeñasen puestos públicos. El deseo de la armonía social llevó a Confucio a buscar caminos intermedios, sin extremismos ideológicos, y respetuosos de los ritos religiosos, de las tradiciones y de las buenas maneras sociales: "Más virtudes ingenuas que cortesía: eres un rústico. Más cortesía que virtudes ingenuas: eres un pedante. Tanta cortesía como virtudes, ése es el hombre de calidad." Ética y religión. Confucio no propuso ningún credo, ni culto alguno. Respecto a Dios y al mundo sobrenatural se mostró más bien agnóstico. No los negaba, e incluso respetaba las tradiciones y se acogía a ellas, pero consideraba, sin embargo, que son temas que escapan a las posibilidades del conocimiento humano: "Si ni siquiera comprendéis la vida, ¿cómo podréis entender la muerte?"; "Si no podemos servir al hombre, ¿cómo podremos servir a los espíritus?". La moral de Confucio se fundaba en el hombre y en las necesidades de la a sociedad. Al referirse al cielo o a su mandato, parecía a menudo identificarlo con la naturaleza. Entre las tradiciones que inculcó estaba en lugar privilegiado el culto a los antepasados: "Servir a los difuntos como si estuvieran con nosotros es la más elevada expresión de la piedad filial.