GUINEA, GOLFO DE

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Desde Liberia hasta Gabón, pasando por Costa de Marfil, Ghana, Togo, Benín, Nigeria, Camerún y Guinea Ecuatorial, se extiende el golfo de Guinea, región de condiciones naturales hostiles durante mucho tiempo para el hombre blanco. El golfo de Guinea constituye el sector del océano Atlántico que baña las costas africanas entre el cabo López, en las cercanías del ecuador, y el cabo Palmas, a 7° de latitud N. A él van a desembocar numerosos ríos, entre los que destacan el Volta, el Senegal, el Ogooué y, sobre todo, el río Níger, que forma un enorme delta en su desembocadura. La coincidencia en el sustrato geológico y en algunas de las especies vegetales entre esta zona de la costa africana y la costa sudamericana a la altura de Brasil sirve para demostrar la teoría de la tectónica de placas, según la cual ambos continentes estuvieron unidos en tiempos remotos; tras sufrir una serie de fracturas, las dos placas continentales quedaron separadas, marchando cada una de ellas a la deriva separadamente. Destaca la presencia de una región volcánica que va desde los montes de Camerún, cuyo pico más alto alcanza los 4.070 m, hasta el arco de islas compuesto por las de Bioko, Príncipe, São Tomé y Pagalu. Las costas del golfo de Guinea, desde Senegal hasta la bahía de Biafra, están bañadas por la corriente cálida de Guinea, que en el verano boreal fluye desde el interior del Atlántico hacia el este; dicha corriente está limitada al norte por la corriente fría de las islas Canarias, que llega hasta las cercanías del río Senegal, y al sur por la corriente de Benguela, también fría, cuyo límite se encuentra en la región del Congo.