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Pese a su división política, la región del Magreb, que en árabe quiere decir del Poniente o de Occidente, mantiene una unidad geográfica, humana y cultural que la diferencia netamente del resto de África.
El Magreb, Magrib o Mogreb, antiguamente llamado África menor, comprende el sector septentrional del continente africano compuesto por los territorios montañosos situados entre el Mediterráneo y las mesetas saharianas. Incluye partes de los estados de Marruecos, Argelia, Túnez y Libia. Su principal rasgo geográfico es la cordillera del Atlas, con sus diferentes estribaciones. El clima, de tipo mediterráneo, presenta una degradación desde la llanura costera y las vertientes montañosas septentrionales, que reciben las influencias húmedas del Atlántico, hasta las zonas del interior y el sur, en la transición al desierto. La vegetación natural, adaptada a las condiciones climáticas, se halla empobrecida como consecuencia de la secular acción humana.
La población autóctona está compuesta por los beréberes, dedicados tradicionalmente a la agricultura mediterránea (vid, olivo, cereales), a los cultivos intensivos de frutas, legumbres y hortalizas, y a la ganadería trashumante (oveja, cabra, camello). Cuenta la región además con importantes recursos minerales: fosfato, hierro, zinc, petróleo, gas natural, etc. Entre las ciudades más activas figuran Marrakech, Casablanca, Rabat, Mequínez, Fez y Tánger en Marruecos; Orán, Argel y Constantina en Argelia; Bizerta y Túnez en Túnez, y Trípoli en Libia.
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