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Su aislamiento respecto a otros continentes y la enorme dispersión de sus islas han favorecido en Oceanía una evolución original de sus formas de vida vegetal y animal, así como sus etnias y culturas humanas.
El continente oceánico comprende los territorios de Australia, Tasmania y los archipiélagos de Nueva Zelanda, Melanesia, Micronesia y Polinesia. Melanesia se compone de las islas de Nueva Guinea, Almirantazgo, Salomón, Santa Cruz, Vanuatu (Nuevas Hébridas), Nueva Caledonia, Loyauté (Lealtad) y Viti (Fiji o Fidji); Micronesia consta de las islas Marianas, Naúru, Carolinas, Belau (o Palau), Marshall, Kiribati (Gilbert) y Tuvalu (Ellice); y Polinesia, en el centro del Pacífico, está constituida por las Hawaii, Espóradas, Samoa, Tonga, Cook, Sociedad (donde se encuentra Tahití), Tuamotu, Tubuai, Pascua, etc.
El conjunto de tierras emergidas ocupa una superficie de 9.000.000 km2, de las que las nueve décimas partes corresponden a Australia y Nueva Zelanda. Los límites del continente son la isla de Midway al norte, las Macquarie al sur, la de Dirk Hartog al oeste, y la de Sala y Gómez al este.
Medio físico
En la estructura geológica de Oceanía cabe distinguir varios tipos de unidades geomorfológicas. Los territorios más antiguos son los del escudo precámbrico que ocupa el oeste y el centro de Australia. Los macizos de Hamersley, al noroeste, y Kimberley, al norte, y la región central de Alice Springs son afloramientos de ese escudo, que en otras zonas se halla recubierto por sedimentos secundarios, tercianos y cuaternarios.
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