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La Argentina fabrica casi todos los bienes de equipo que consume, cuenta con una importante industria ligera (alimentaria y textil fundamentalmente) y ha desarrollado una incipiente industria de base. La escasez de mano de obra calificada (técnicos y especialistas) y la dependencia de las empresas y el capital extranjero son los dos problemas fundamentales del sector. Además, el país continúa importando gran parte de los bienes de equipo, de la tecnología y de las materias primas (como el carbón y el hierro), sobre todo en las industrias de base. La falta de capital ha impedido la renovación de la maquinaria en muchas empresas pequeñas, que se han mantenido por la protección del estado, pues su producción no ha podido competir en los mercados internacionales.
Buenos Aires concentra la mayor parte de la industria y del capital invertido. Otras ciudades industriales de importancia son Córdoba, Tucumán, Rosario, Mendoza, Salta y Jujuy. El sector más desarrollado es el de la industria ligera, en la que destacan las producciones de conservas animales y vegetales, cuero y calzado, azúcar, cerveza y vino, aceites vegetales, fibras de lana, algodón y sintéticas, y alcohol. La siderometalurgia, de carácter modesto, constituye la base de la industria mecánica (tractores, automóviles, aeroplanos, maquinaria eléctrica), también de dimensiones limitadas e impulsada por capitales extranjeros. La industria química, basada en parte en el petróleo nacional, produce ácido sulfúrico, etileno, metanol, propileno, soda cáustica, colas, abonos, compuestos farmacéuticos y neumáticos; especial mención merece la fabricación de cemento y de papel.
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