Enciclopedia de Historia
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ADRIANO - pág.2
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Movido por su espíritu aventurero y cosmopolita, y partidario de una política de unificación y pacificación, dedicó una gran parte de su vida a viajar, con el fin de afianzar la presencia romana en todo el imperio. En Britania (Inglaterra) ordenó la construcción de una inmensa línea fortificada cuyas ruinas se conservan todavía (muralla de Adriano), visitó la Galia, Hispania y África, vivió algunos años en Asia menor, donde conoció a su favorito Antinoo, y estuvo varias veces en Grecia. Numerosos objetos artísticos, que adquirió en el curso de estos viajes, fueron transportados a la villa que mandó construir en Tívoli (Villa Adriana), cerca de Roma, donde quiso reproducir los edificios más famosos que había conocido.
Desde el año 134, Adriano permaneció en Roma y, en la última época de su reinado, enfermo y acosado por las constantes intrigas de la corte en torno a los problemas de sucesión, adoptó una política más severa y nombró finalmente como sucesor a Antonino Pío. Murió el 10 de julio del año 138 en Bayas, cerca de Nápoles, y fue enterrado en el monumental mausoleo que se había hecho construir en Roma, hoy conocido como castillo de Sant´ Angelo.
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