ALMORÁVIDES

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A partir de una pequeña fortaleza situada en la costa occidental africana, el movimiento político-religioso musulmán de los almorávides, tras un siglo de guerras, logró controlar todo el territorio de Marruecos y la mitad sur de la península ibérica. El nombre de "almorávide" (en árabe al-murabit) deriva de ribat, fortaleza-monasterio (rábida) donde los guerreros musulmanes se dedicaban a la oración y al adiestramiento militar. Se les conocía también como mulatimún, por su costumbre de cubrirse el rostro con un velo o litam. En torno al año 1048, el jefe de la tribu beréber sanhaya, después de un peregrinaje a La Meca, invitó a su país al teólogo Abdalá ibn Yasín, para que enseñara a los suyos las normas de la auténtica religión musulmana. Los sanhayas fundaron una rábida en el valle del río Senegal, que pronto contó con un importante número de miembros. Guiados por su jefe religioso y por el caudillo militar Yahya ibn Umar, los almorávides se dividieron en dos grandes grupos, uno de los cuales dirigió sus campañas bélico-religiosas hacia los países del África negra, mientras el otro avanzaba hacia el norte. Estos últimos se enfrentaron a los beréberes zenatas y a los herejes bargawatas, que habían fundado un gran imperio en la región de Casablanca. Muerto Abdalá ibn Yasín, el problema religioso pasó a un segundo plano frente a las ambiciones políticas.