CONSTANTINO EL GRANDE

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La adopción del cristianismo como religión oficial y fuerza política unificadora de Roma y el traslado de la capital imperial a Bizancio fueron dos decisiones del emperador Constantino que cambiaron el rumbo de la historia. Hijo de Flavio Valerio Constancio, augusto del imperio occidental en los años 305 y 306, y de su concubina Helena, Flavio Valerio Constantino (Flavius Valerius Constantinus) nació en Naisso (la posterior Niš, en Yugoslavia) un 27 de febrero hacia el año 288 de la era cristiana. A la muerte de su padre en el 306, Constantino fue nombrado augusto de occidente por las legiones, compartiendo el imperio con los augustos de oriente, Majencio y Maximiano, al ser depuestos Galerio y Maximino Daya. Tras la muerte de Maximiano, en el 310, y de Galerio, en el 311, se entabló una lucha por el poder entre Constantino, Licinio (césar de occidente), Majencio y Maximino Daya. Con la derrota de Majencio por Constantino en la batalla del puente Milvio, cerca de Roma, en el 312, y la de Maximino por Licinio en el 313, el imperio quedó en manos de los dos augustos victoriosos, quienes, ese mismo año, proclamaron el edicto de Milán, por el cual se confería legalidad al culto cristiano. Este edicto y los privilegios que Constantino otorgó a las comunidades cristianas a partir de entonces favorecieron el triunfo del cristianismo, en detrimento de los cultos y credos paganos que perduraban en el imperio.