DAMOCLES

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Durante su breve actuación como gobernante, Damocles comprobó los peligros que penden sobre el poder y la gloria. Damocles vivió en la corte de Dionisio el Viejo, tirano de Siracusa, a principios del siglo IV a.C. Dionisio, al igual que otros tiranos griegos, debía mantener una vigilancia constante para conservar el poder. Según cuenta la leyenda, Damocles expresaba abiertamente su envidia por el poder y la felicidad del gobernante, por lo que Dionisio le ofreció ser tirano por una noche. Damocles aceptó y ocupó en un suntuoso banquete el lugar del tirano, siendo objeto de todos los honores y consideraciones que le correspondían por su cargo. De repente, empero, advirtió que sobre él pendía una enorme espada unida al techo por una simple cuerda. Dionisio le explicó que la vida de un tirano estaba llena de amenazas y que si quería ejercer tal misión, aunque sólo fuera por una noche, debía soportar la presencia inquietante de la espada durante todo el banquete. Desde entonces se ha llamado "espada de Damocles" a todo gran peligro permanente que puede sobrevenir en cualquier momento. Esta curiosa anécdota fue relatada, entre otros autores clásicos, por Cicerón en sus Tusculanae disputationes.