FELIPE IV DE FRANCIA

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La larga contienda de Felipe IV con el papado terminó con el traslado de la curia a Aviñón. Su hábil política financiera contribuyó a afianzar la autoridad real en la Francia medieval. Felipe IV el Hermoso, hijo de Felipe III el Atrevido y de Isabel de Aragón, nació en Fontainebleau, Francia, en 1268. Durante los primeros años de su reinado, Felipe IV intensificó sus esfuerzos para racionalizar la administración. Emprendió una guerra con Inglaterra en 1294 que mermó fuertemente sus recursos. La guerra contra Flandes, iniciada también en su reinado, perduró hasta después de su muerte. En 1296, el rey francés tuvo su primer conflicto con el papado a propósito de diezmos que la corona quería imponer al clero. Cinco años después, el rey detuvo al obispo de Pamiers. En 1302, Felipe IV pidió apoyo a los Estados Generales (asamblea estamental francesa) frente a la declaración del pontífice Bonifacio VIII sobre la supremacía universal del papado en la bula Unam sanctam. El papa fue hecho prisionero en Anagni en 1303, y su muerte al mes siguiente lo salvó de comparecer ante un consejo para responder a las acusaciones de Felipe IV. Su sucesor, Clemente V, trasladó la sede pontificia a Aviñón para complacer al rey, en 1309. Los años de paz que siguieron permitieron a Felipe IV formular planes para establecerse como campeón indiscutible de la ortodoxia religiosa.