GÓMEZ, MÁXIMO

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En febrero de 1899, el jefe de las tropas patrióticas cubanas, Máximo Gómez, entraba triunfante en la Habana. Su éxito, sin embargo, había quedado eclipsado por la decisiva intervención estadounidense en la guerra contra España. Máximo Gómez y Báez nació en Baní, República Dominicana, el 18 de noviembre de 1836. En su juventud combatió por la independencia de su país natal en contra de haitianos y españoles. Posteriormente emigró a Cuba y en 1868 se unió a las fuerzas revolucionarias de este país. Pronto destacó por sus condiciones de estratega, y en 1870 asumió la jefatura de las guerrillas insurrectas. La guerra de los diez años concluyó en 1878 con la firma de la paz del Zanjón, por la que España hacía algunas concesiones limitadas a los independentistas. Gómez no aceptó los términos de la paz y se exilió a Honduras, donde mantuvo el contacto con los patriotas cubanos. Ingresó en las filas del Partido Revolucionario Cubano y, junto a José Martí y Antonio Maceo, preparó la definitiva insurrección de Cuba, que se inició en 1895. Gómez recibió la jefatura general de las fuerzas patrióticas y organizó la conquista de la parte occidental de la isla. Desaparecidos Martí y Maceo, Gómez controló el ejército y, con la ayuda estadounidense, consiguió la expulsión de los españoles en 1898.