GRANADA, REINO DE

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El reino de Granada supo asegurar durante casi tres siglos su supervivencia frente a unos reinos cristianos cada vez más poderosos y edificar, al mismo tiempo, una de las más brillantes civilizaciones de la época, cuyo principal y más conocido exponente fue el complejo arquitectónico de la Alhambra. Movimiento y consolidación del reino El reino de Granada se constituyó en los albores del siglo XIII, tras la victoria cristiana en la batalla de las Navas de Tolosa, que supuso la disgregación del poder almohade en el sur de la península ibérica. Fue su primer rey, y fundador también de la dinastía nazarita, Mohamed I, que gobernó entre 1232 y 1273. El reino comprendía las actuales provincias de Granada y Málaga, una gran parte de Almería y territorios de diversa extensión de Jaén, Córdoba, Cádiz y Sevilla. Para conservar este vasto territorio, tuvo Mohamed I la habilidad diplomática de rendir vasallaje al rey Fernando III de Castilla (1246), que había avanzado la Reconquista hasta las mismas puertas del reino de Granada. Desde aquel momento, Granada se comprometió al pago de un tributo anual, a servir al rey de Castilla con sus tropas y a comparecer ante las Cortes si se le convocaba. A cambio de estas obligaciones, que a menudo fueron ignoradas, se consolidó una dinastía que habría de crear una civilización brillante y original y que prolongaría su existencia durante más de dos siglos, hasta la desaparición del reino en 1492.