LORENZO EL MAGNÍFICO

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La vida de Lorenzo el Magnífico reflejó todos los matices del Renacimiento florentino; su muerte coincidió también con el momento en que la explosión cultural, económica y científica de la ciudad comenzaba a declinar. Lorenzo de Medici nació en Florencia, el 1 de enero de 1449. Era hijo del gobernante de esa ciudad, Piero de Medici, y pertenecía a una riquísima familia de banqueros. Ejerció el poder desde 1453, primero en compañía de su hermano Giuliano y en solitario desde el asesinato de éste, en 1478, hasta 1492. Aunque inicialmente anunció que se atendría a la constitución florentina, sus métodos fueron más bien los de un déspota ilustrado, cuya energía quedó disimulada por el esplendor artístico que supo procurar a la ciudad y por las legendarias fiestas, torneos y carnavales con que se preocupó de obsequiarla. En 1478 estalló la conspiración de los Pazzi -banqueros rivales de los Medici- que contaban con la protección del pontífice Sixto IV y que habían logrado arrebatar a los Medici la gestión de la fortuna papal. Los Pazzi, con la complicidad del arzobispo florentino, decidieron asesinar a Lorenzo en la catedral metropolitana, en los oficios de Pascua, que se celebraron el 26 de abril de aquel año. Durante la ejecución del atentado Giuliano perdió la vida, pero Lorenzo logró salvarse refugiándose en la sacristía.