NUEVA ESPAÑA, VIRREINATO DE LA - pág.7

En los últimos decenios del siglo XVIII la producción de plata experimentó un fuerte incremento, que se sumó a la expansión experimentada en la época por otras actividades económicas.
Aunque la riqueza minera hizo a la Nueva España famosa en el mundo entero, no hay que olvidar la gran importancia de su producción agrícola, que no sólo bastó para alimentar a la población local, sino que pronto obtuvo excedentes para la exportación. A las especies tradicionales, que siguieron constituyendo la base de la alimentación indígena, como el maíz y el frijol (judías o porotos), se añadieron pronto los nuevos cultivos de trigo, caña de azúcar y muchos otros importados de Europa, así como el ganado doméstico, prácticamente inexistente en tiempos precolombinos. La mayor parte de los indígenas siguió utilizando los métodos tradicionales de cultivo, que desconocían el arado y la tracción animal, en las tierras que se les reconocieron de explotación comunal. Fueron los terratenientes españoles, que utilizaban a los indios como mano de obra servil en encomiendas, repartimientos y haciendas, los que introdujeron en sus posesiones recién adquiridas las especies y prácticas agrícolas europeas. Con el correr del tiempo, la caña de azúcar, junto con especies americanas como el cacao y la vainilla, así como la cochinilla, se convirtieron en productos de exportación.
La temprana introducción de la morera propició un gran desarrollo de la industria sedera en la segunda mitad del siglo XVI, que fue más tarde perjudicada por las importaciones de sedas chinas a través del galeón de Filipinas.