PISÍSTRATO

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Con la unificación del Ática bajo el dominio de Atenas, Pisístrato sentó las bases para el gran florecimiento cultural ateniense del siglo V a.C. Su dinámica labor en favor de la prosperidad económica de la ciudad y su buen gobierno la situaron de nuevo al frente de las ciudades griegas. Pisístrato nació a principios del siglo VI a.C. en el seno de una familia de ciudadanos atenienses. Alcanzó notoriedad pública en una de las guerras que su ciudad mantuvo contra Megara alrededor del año 565, y organizó un partido propio para entrar en política. Su audacia llegó hasta el punto de herirse a sí mismo y a sus mulas para poder imputar tal acción a sus enemigos políticos. Así consiguió una guardia ciudadana que usó para hacerse con el poder entre el 560 y el 559. Obligado a exiliarse, Pisístrato explotó durante unos años minas de plata y oro en el norte de Grecia. En el 546 financió una invasión al Ática, y venció al ejército ateniense en la batalla de Palene. Desde entonces Pisístrato se convirtió en tyrannos -un gobernante que había llegado al poder por medio de la fuerza- de Atenas. Sin embargo, su gobierno estuvo muy lejos de ser pernicioso para los atenienses. Pisístrato desarmó a los ciudadanos, mantuvo una guardia personal propia, y exigió rehenes a las principales ciudades para confinarlos en la isla de Naxos; pero, al mismo tiempo, aseguró la vigencia de la constitución ateniense y logró hacer funcionar de forma eficaz la maquinaria del estado.